Des del Punt Lila Tecnocampus volem compartir amb vosaltres una entrevista a Florence Thomas, una psicòloga, columnista, escriptora i activista feminísta colombofrancesa. El feminismo es una lucha de todos los días, desde el patio de atrás, desde los niños chiquitos, desde la vida cotidiana se construye esta igualdad de oportunidades entre hombres y las mujeres.

Y eso es parte inmensamente de la construcción de la democracia. No puede haber democracia sin feminismo en absoluto. Cuando las mujeres de un país avanzan, el país avanza, simplemente. Todos los países lo han podido comprobar, Naciones Unidas lo repite todos los días, con cifras, con imágenes. Cuando las mujeres de un país avanzan, el país avanza. Y yo estoy trabajando en esto, para que las mujeres de un país avancen. 

Yo soy una feminista que ama profundamente a los hombres. Nunca he declarado la guerra a un solo hombre. Me entiendo demasiado bien con ellos. Me gusta mucho la fragilidad de los hombres, la vulnerabilidad de los hombres. Son niñitos que nunca dejan de crecer estos hombres y necesitan a una madre al lado allí. Las mujeres las necesitan de una manera impresionante, mucho más que nosotras necesitamos a los hombres, bueno, digo, a veces los necesitamos también.

Ser feminista es preocuparse por esta otra mitad de la humanidad que son las mujeres. Es trabajar con ellas. Es creer en los derechos humanos y en los derechos de las mujeres, no olvidarse de los derechos de las mujeres…

Es empoderar, es una palabra muy fea, me excuso siempre de utilizarla, pero es empoderar a las mujeres y empoderar a las mujeres es tratar de dejar salir este pequeño poder que tienen adentro y que ha sido tan reprimido por la cultura patriarcal. Creo que las mujeres son un sexo muy fuerte que no tienen nada que demostrar, absolutamente nada. 

Creo que las mujeres tienen una manera de soportar la vida de una manera impresionante, de reconstruirse después de dramas. Yo trabajo con mujeres desplazadas, con mujeres que han sido golpeadas por la guerra, con mujeres viudas, con mujeres que tienen hijos secuestrados, de una valentía y una fuerza. A mí son las mujeres que me hicieron quedarme en este país y si hay una luz en mi vida, son las mujeres.

Repito, eso no significa que no me preocupe por los hombres. Yo creo inclusive que no hay suficiente trabajo con los hombres. Nadie se preocupa por la identidad masculina. Ya es un tema más de moda en otros países. Aquí la guerra no nos deja tiempo para trabajar todo eso, lástima. 

Creo que hay que trabajar mucho con los hombres para transformar esta cultura machista, con los adolescentes, con los jóvenes hay que trabajar mucho. Es también una actitud de vida, es una manera de estar en la vida. Es tener una especie, yo les diría a los muchachos, que es como tener unas gafas que te hacen percibir más rápido que otra gente que no ha trabajado la teoría feminista, que te hace percibir las iniquidades.

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